Cristal feliz de mi niñez huraña,
mi clásica y romántica bahía,
consuelo de hermosura y geografía,
bella entre bellas del harem de España.
La luna sus mil lunas en ti baña
-tu pleamar, qué amor de cada día-,
y te rinden reflejo y pleitesía
montañas, cielo y luz de la Montaña.
Mi alma todas tus horas, una a una,
sabe y distingue y nombra y encadena.
De mi vivir errante fuiste cuna
nodriza, y de mis sueños madre plena.
La muerte,madre mía, a ti me una,
agua en tu agua, arena de tu arena.
Gerardo Diego
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